martes, 20 de abril de 2010

HASTA SIEMPRE, VIEJOS JINETES DEL MAR

HASTA SIEMPRE, VIEJOS JINETES DEL MAR


Hola, aqui nuevamente su amigo KASHAKER trayendoles otro interesante reportaje de nuestro grandioso Peru. espero que este pequeño documental sirva para salvar a una de las creaciones mas hermosas de nuestros antepasados, que por falta de interes corre el riesgo de desaparecer.


La brisa del mar cae sobre la playa y el atardecer dorado de reflejos bailarines crea una imagen de ensueño, de pronto las estelas de los jinetes del mar, sobre sus caballos marcan el espejo de las aguas y juntos, en tropel, se pierden en el horizonte.
No se trata ningún cuento, esto sucede a diario, aunque cada vez menos, en las playas del norte del Perú. Los jinetes del mar y sus caballos de totora son una viva expresión del ingenio y tradición de nuestra cultura.
El origen de esta típica embarcación se remonta a los tiempos de las culturas MOCHICA y CHIMU, hace más de 1500 años.
La totora (SCIRPUS CALIFORNICUS) es una planta oriunda de las orillas del lago Titicaca y gracias al cultivo de los primeros pobladores que supieron aprovecharla y crear los “caballitos”, se le puede encontrar en muchas zonas del litoral Peruano y sirve de sustento desde tiempo inmemorial a muchas familias que se dedican a la pesca.

La totora crece en unas zonas llamadas “balsares”, una suerte de pozos donde se cultiva y crecen por espacio de un año, luego de lo cual se la corta a 2 cm. de la superficie del agua o en zonas más secas, a 20 cm. de la raíz y se le pone a secar, una vez que están secas se tienden en hileras en el suelo y las mas cortas se enrollan en el centro del manojo y son envueltas por las mas largas y así sucesivamente las mas largas envuelven en atados a las más cortas, luego se unen los atados y quedan con esa graciosa forma.
Los caballitos de totora miden alrededor de 4.0 mts y 1.0 mts de ancho, llegan a pesar 50 Kg., dependiendo del uso duran alrededor de 3 meses y soportan 200 Kg. de peso. Luego de cada faena, se les guarda parados para que se escurran hasta el próximo uso.
El 27 de agosto del 2003 el Instituto Nacional de Cultura declaro al caballito de totora como patrimonio cultural de la nación, pese a lo cual no tienen mucho apoyo de parte del gobierno para patrocinar que el turista conozca y se explote este recurso, que como muchas expresiones artísticas y artesanales, lamentablemente empieza a desaparecer.
El crecimiento urbano, la construcción de un rompeolas en zonas cercanas a los balsares hace que suba la marea y los inunde, esto combinado con los vientos cargados de arena y la falta de apoyo para un buen mantenimiento hacen que estos pozos desaparezcan lentamente: en el transcurso de 5 años habían 240 y hoy quedan menos de 160.
Este viejo oficio, además no es continuado por las nuevas generaciones que prefieren el surf o dedicarse a otras actividades, antes de continuar con la tradición de sus padres. Hoy los jinetes del mar bordean los 50 o más años, son un grupo que va reduciéndose y se dedican a la pesca tres meses al año como promedio.

Con la declaración de zonas intangibles para el crecimiento de la totora y con un programa donde al turista se le enseñe a armar y a conducir los caballitos de totora estos viejos maestros tuvieran un ingreso extra y una actividad mas atractiva, crecería el turismo de aventura, lo cual seria aceptado por la nuevas generaciones y se evitaría que en algún cercano atardecer veamos al ultimo jinete del mar perdiéndose en un horizonte lejano, hacia un viaje al interior de nuestros recuerdos, idos para siempre.